Cristo de la Luz

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martes, 23 de junio de 2015

Para algunos no hay misericordia

La peregrinación a Roma organizada en febrero de este año 2015 por las hermanas Dominicas de Fanjeux, una orden de religiosas vinculada a la Hermandad Sacerdotal San Pío X, se topó con una mezquindad fuera de lo común en el aparato diplomático del Vaticano. Resumo los hechos pertinentes a partir de un escrito del P. Simoulin, capellán de las Dominicas de Fanjeux.


La peregrinación fue esmeradamente preparada con dos años de anterioridad. Se enviaron cartas a todas las autoridades relevantes, solicitando permiso para decir Misa en las grandes basílicas romanas (permiso que se suele conceder de oficio a todo tipo de grupos), y todo parecía estar en orden, cuando en noviembre de 2014 recibieron una carta del Cardenal Comastri retirando su permiso para decir Misa en las basílicas papales a los sacerdotes de la HSSPX. El argumento esgrimido era que carecían de "plena comunión", algo que, dicho sea de paso, no parece ser un obstáculo cuando las autoridades vaticanas se juntan con cismáticos de oriente, luteranos o quienquiera se preste a sus actividades ecuménicas. Lo máximo que el Vaticano pudo hacer para las hermanas fue ofrecerles sacerdotes "en plena comunión" para ofrecer las Misas que deseaban.

Las hermanas escribieron una carta al Santo Padre, suplicándole con expresiones de devoción filial una solución a este problema, para que los mismos sacerdotes que instruían y administraban los sacramentosa a las niñas de la peregrinación pudieran oficiar las Misas en Roma. El Papa no se dignó ni en responder a esta carta. ¡Estaría muy ocupado respondiendo a cartas de transexuales, sodomitas o adúlteros! Por desgracia, queda cada vez más claro que la "misericordia" de Francisco es solamente para los que odian la Verdadera Iglesia Católica; para los fieles católicos que aman la Tradición (que él tiene el deber sagrado de proteger), ni agua.

Pero allí no acabó la cosa. El mismo secretario de no sé qué oficina vaticana, que estaba demasiado ocupado para reunirse con la Madre Superiora de las Dominicas cuando viajó a Roma, encontró el tiempo para escribir un fax a Monseñor Fellay, Superior General de la HSSPX, que no tiene absolutamente nada que ver con la organización de la peregrinación a Roma, pidiéndole explicaciones sobre la misma.

Ante semejante desprecio las hermanas decidieron alquilar un local apropiado en Roma para la celebración de sus Misas. Hay que recalcar que ninguna iglesia de Roma (no sólo las cuatro grandes basílicas) se podía prestar a la peregrinación de las Dominicas de Fanjeux, si quien oficiaba era sacerdote de la HSSPX. Según el secretario de la Comisión Pontificia Ecclesia Dei, el permiso que se había concedido a la HSSPX de decir Misa, por ejemplo, en el santuario de Lourdes era excepcional, y no se podía aplicar al caso de las basílicas papales. El P. Simoulin duda seriamente que en Roma no sea "excepcional" una peregrinación de 200 religiosas y unas 1000 niñas con sus padres y amigos, todos perfectamente ordenados, limpios y educados.

Continua diciendo que en el Vaticano la política ha sustituido a la caridad. La aplicación estricta del derecho canónico, que a nadie le importa ya y que el mismo Papa se pasa por el forro a diario, es la única respuesta que pueden dar a la HSSPX. Lavar los pies a una musulmana el Jueves Santo: ¡ningún problema! Llamar a una divorciada que se ha vuelto a casar y decirle que puede comulgar sacrílegamente: ¡ningún problema! Conceder las más altas condecoraciones de la Iglesia a masones y judíos: ¡ningún problema! Todo eso es "misericordia", el nuevo concepto de misericordia de Bergoglio. Esta nueva "misericordia" nada tiene que ver con la auténtica, porque en vez de sostener la fe, la socava; en vez de apoyarse en la Tradición de la Iglesia, es absolutamente contraria a ella. Pero resulta rentable, porque recibe el aplauso del mundo (y de los católicos papólatras).

Con estos sí que tiene tiempo de charlar
Ahora a esta lista escandalosa hay que añadir la invitación a un encuentro que hizo Francisco al activista homosexualista, Simón Cazal, líder del grupo paraguayo SOMOSGAY, durante su visita a América del Sur en julio de este año. Denuncio, igual que hizo Antonio Socci en su momento, que Francisco no quiso reunirse con el marido y los hijos de Asia Bibi, la mujer católica pakistaní, encarcelada por su fe. No ha hecho ninguna invitación pública al marido de Asia Bibi; su familia no ha recibido llamadas telefónicas de Su Santidad. Su "apoyo" a la causa de esta mártir del siglo XXI, tras el viaje de su familia y toda la campaña de firmas por parte de organizaciones católicas, se limitó a un frío saludo en uno de sus paseos triunfales por la Plaza de San Pedro.

Digo esto para que mis lectores no piensen que me enfado por la situación de injusticia que sufre la HSSPX por razones partidistas. Lo que ocurrió con las hermanas de Fanjeux es sintomático de todo lo que ocurre en Roma, ahora que tenemos a un Papa que se lleva mejor con políticos abortistas y neo-marxistas, con rabinos, sodomitas y ateos, que con católicos que sufren por su fidelidad a Nuestro Señor Jesucristo. Vergüenza, Vergüenza, Vergüenza.

Para no terminar en una nota negativa, ofrezco para la edificación de mis lectores un breve vídeo de la peregrinación que, a pesar de la mala dispocición de la autoridades vaticanas, se llevó a cabo con gran alegría.


¡Gracias a Dios por estas hermanas y la labor que hacen con tantas niñas!

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