Cristo de la Luz

Cristo de la Luz

lunes, 24 de octubre de 2016

Las Mentiras del Feminismo


Mentira nº 1: En los países desarrollados existe una discriminación institucional contra la mujer

Si las feministas pudieran señalar una sola ley, una sola institución vinculada al estado, que claramente discrimina en contra de la mujer, no entiendo porqué aún no lo han hecho. Hablan mucho en términos generales del "sexismo institucionalizado", pero jamás citan ejemplos concretos de este supuesto sexismo. Por supuesto que existe el sexismo y seguramente hay algunos hombres que desprecian a las mujeres por el mero hecho de ser mujeres, aunque yo nunca he conocido a ninguno; pero decir que hay casos aislados de odio hacía las mujeres no es lo mismo que acusar a todo el país de ser sexista. En lugar de citar casos reales de discriminación sexista por parte de las instituciones, que no pueden hacer porque es pura mitología, las feministas se lamentan por "problemas" tan absurdos y triviales como estos: la manera en que son representadas las mujeres en los videojuegos; el uso del género masculino para referirse a hombres y mujeres (por eso ahora tenemos que hablar de la AMPA, Asociación de MADRES y Padres); o la forma en que los hombres se sientan en los trenes con las piernas abiertas (que recibe el nombre de manspreading).

Si en los países occidentales post-cristianos las feministas no encuentran mayores problemas de los que ocuparse, quizás sería mejor fijar su atención en lo que ocurre allende nuestras fronteras, como por ejemplo en los países musulmanes. ¡¡¡¡NOOOOO!!!! Ninguna feminista occidental está dispuesta a criticar la discriminación institucional que existe en esos países (una discriminación REAL, no imaginaria), porque existe un pacto tácito entre el feminismo y el Islam; es el viejo principio de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Las feministas tienen una narrativa sobre la que han construido toda su ideología, que no es más que una variante del marxismo: la opresión de las mujeres por parte del malvado patriarcado, derivado de la religión cristiana. Su gran enemigo es la la religión cristiana, en particular la Iglesia Católica. Dado que en el Islam ven (correctamente) a un enemigo de la Iglesia, prefieren hacer caso omiso a todas sus atrocidades. Hay otra razón por su silencio cobarde: si osaran criticar el Islam, su narrativa caería como un castillo de naipes, porque todo el mundo vería enseguida que los lugares donde las mujeres gozan de mayor libertad son precisamente los países que antaño eran cristianos. De hecho, hay una relación directamente proporcional entre el respeto hacía la mujer en una sociedad y el grado de implantación del cristianismo.

La realidad es exactamente lo contrario de lo que nos quieren hacer creer las feministas (o LOS feministas, porque ahora hay muchos hombres convertidos a esta ideología): EN LOS PAÍSES OCCIDENTALES EXISTE UNA DISCRIMINACIÓN CONTRA LOS VARONES, NO CONTRA LAS MUJERES. Para no pecar de la misma ambigüedad de la que acuso a las feministas, pongo algunos ejemplos concretos de ello.

  1. En oposiciones a puestos de policía o bomberos, las pruebas físicas para mujeres se valoran de manera distinta. Una mujer que saca un 4 sobre 10 en las pruebas físicas supera a un hombre que saca un 5, porque a las mujeres se les suma un 20% a la nota. Si esto no es discriminatorio, la palabra ya no tiene sentido. ¿Cómo servirá esto para mejorar el servicio que prestan los policías y bomberos? ¿Hay alguna situación que podemos imaginar en la que para un policía o un bombero será útil ser MENOS capaz físicamente? En una competición deportiva las mujeres están en una categoría aparte y pueden ganar una medalla de oro con un registro muy inferior a otros hombres. Pero con los servicios de emergencia no se trata de dar oportunidades a las mujeres, como si se tratara de las olimpiadas; estamos hablando de posibles situaciones de vida o muerte. Lo mismo está ocurriendo en las fuerzas armadas, donde se fijan cuotas para mujeres. Los políticos y mandos militares están tan desesperados por conseguir reclutar a mujeres, por dárselas de modernos, que discriminan contra varones mejor preparados para determinados trabajos.
  2. Una mujer que es víctima de violencia doméstica (me niego a utilizar el término "violencia de género") recibe ayuda de todo tipo por parte de las instituciones, desde asistencia policial, hasta una plaza en residencias para mujeres maltratadas. No digo que esté mal todo esto, simplemente denuncio que un HOMBRE que es víctima de maltrato por parte de su pareja no suele recibir absolutamente ninguna ayuda. Ningún político habla de este tipo de violencia, la policía no se preocupa por el tema, no existen residencias para hombres maltratados en España, y si un hombre llama al 016, la línea gubernamental para víctimas de violencia doméstica, se les ignora completamente, como lo demuestra este vídeo. Sin embargo, en este país cada año mueren asesinados unos 30 hombres a manos de sus parejas. Es cierto que mueren el doble de mujeres, pero la cobertura mediática y política en un caso es abrumadora y en el otro es prácticamente inexistente. Y todo ello es sin contar los más de 3000 hombres que se suicidan cada año en España, muchos de ellos por culpa del trato discriminatorio que reciben de las instituciones en los trámites de separación. 
  3. La ley vigente sobre la violencia doméstica, la LIVG de 2005, es claramente anticonstitucional, porque establece que un hombre que ejerce violencia contra su pareja reciba un castigo más severo que una mujer que hace lo mismo. El artículo 14 de la Constitución Española reza: "Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, SEXO, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social." Parece que hoy en día la discriminación legal contra las mujeres está muy mal, pero cuando se comete en contra del varón no pasa nada. Es una vergüenza que aún a día de hoy se mantenga en vigor esta ley aberrante, a pesar de varios recursos al Tribunal Constitucional. Esto es una prueba irrefutable de que dicho tribunal no sirve para nada y debe ser disuelto inmediatamente. No es más que un nido de jueces corruptos, comprados por los partidos políticos.
  4. Numerosos ayuntamientos de España, por no decir todos, tienen una Concejalía de la Mujer, que organiza actividades de todo tipo, exclusivamente para mujeres. Una vez, por curiosidad, pregunté en el pueblo donde vivía si podía apuntarme a una actividad determinada y me contestaron que no. ¿Por qué? Porque no era mujer. Al preguntar si existía otra entidad en el pueblo que organizaba actividades similares, subvencionadas con dinero público, dirigidas solamente a hombres, me miraron como si estuviera loco. El tema no es baladí, porque las instituciones discriminan sistemáticamente en contra de los varones al dedicar recursos públicos exclusivamente a mujeres, mientras no hay nada equiparable para varones.
  5. El sistema educativo español discrimina en contra de los niños varones. No es una discriminación explícita, como en los casos anteriores, pero es muy real y tiene consecuencias devastadoras. En España se ha impuesto la educación mixta, lo cual no solamente es un craso error en el sentido académico, porque está demostrado que ambos sexos consiguen mejores resultados cuando se educan por separado, sino que causa traumas y frustraciones incalculables, debido al sesgo feminista que existe en el sistema. En los colegios mixtos los niños están obligados a comportarse, y a aprender como si fueran niñas. Se castiga a los niños porque suelen ser más revoltosos, más ruidosos y menos reflexivos que las niñas. Se exige que los niños estén sentados y callados durante horas en una silla. Esto es algo que para las niñas no suele ser problemático, pero para un típico niño de 6 años creo que sería difícil inventar una peor tortura. Hasta los contenidos que aprenden en el colegio están más pensados para niñas. Por ejemplo, en clases de lengua se prohíben los tebeos y se ensalzan las historias románticas. Se habla mucho de sentimientos, pero muy poco de acción. Recuerdo en el instituto el sopor que me producía tener que leer novelas de Jane Austen, de cuya calidad literaria no dudo, pero que ejerce muy poco atractivo para un chico de 14 años. ¿Cuántas novelas de aventura estudiamos en todos mis años de educación obligatoria? Ninguna, cero. Ahora se dice que la competitividad es mala, pero para la mayoría de los varones es un gran estímulo en el aprendizaje. Lo que se llama "aprendizaje dialogado", que se adapta mucho mejor a la forma de pensar de las chicas, ha reemplazado el método socrático, una pedagogía más masculina. El resultado de este sistema feminista educativo es que los chicos o aprenden a comportarse como si fueran chicas, o simplemente fracasan en el colegio, lo cual explica porqué cada año las chicas obtienen mejores resultados que los chicos en los exámenes de bachiller, algo que antaño no era así.
Mentira nº 2: El mercado laboral discrimina contra las mujeres

Las feministas hablan mucho de la brecha salarial entre hombres y mujeres, algo real que nadie niega, y que en España se sitúa actualmente entorno al 24%, y de allí concluyen que el mercado laboral es sexista y que las mujeres son injustamente retribuidas, lo cual es radicalmente falso. El hecho de que los hombres cobren como media 6000€ anuales más que las mujeres no significa que el mercado laboral sea sexista, porque para poder afirmar una cosa parecida habría que demostrar que, en igualdad de condiciones y para el mismo trabajo, se paga menos a las mujeres que a los hombres. Sin embargo, esta práctica es ilegal y cualquier empresario que contratara a mujeres en estas condiciones sería inmediatamente denunciado. ¿Por qué las mujeres como media ganan menos que los hombres? Simplemente porque los hombres y mujeres somos diferentes; tenemos actitudes diferentes respecto al trabajo y queremos cosas diferentes en la vida. Las mujeres, si trabajan fuera de casa, generalmente buscan sobre todo un equilibrio entre su vida laboral y familiar. Por ejemplo, prefieren trabajos que les permiten estar en casa cuando sus hijos vuelven del colegio por la tarde. Sin embargo, los hombres, que no suelen tener en cuenta estas consideraciones, generalmente son más ambiciosos profesionalmente, y no es raro que caigan en la adicción al trabajo. Tras una maternidad es común que las mujeres pidan una reducción de su horario laboral, para estar más tiempo con sus bebés, no porque les obligan sus maridos, sino porque ELLAS QUIEREN. Las mujeres, aparte de estar de baja durante más días que los hombres por razones biológicas, como media trabajan menos horas que los hombres, se toman más vacaciones y están más tiempo de permiso sin sueldo.

Cuando se tienen en cuenta todas estas circunstancias y elecciones personales, la brecha salarial entre hombres y mujeres desaparece, como no podía ser de otra manera. Hay un poderoso argumento en contra de las acusaciones de los feministas y su fantasía de discriminación en el mercado laboral. Basta con pensar un poco. Si realmente fuera cierto que los empresarios pudieran pagar a las mujeres un 24% menos por hacer exactamente el mismo trabajo que los hombres, habría que preguntarse porqué querrían contratar a hombres. Un 24% menos en salarios es mucho dinero, y si fuera posible ahorrarse esto en costes sin temor a represalias legales, todos lo intentarían. Pero no lo hacen, y en principio un empresario no es más reacio a contratar a un hombre que a una mujer.

Los feministas están obsesionados con la paridad en sectores como la investigación científica y la dirección de empresas. Dado que son sectores dominados por hombres, los feministas, partiendo de la falsa premisa de que todo es fruto de una injusta discriminación, exigen que haya más presencia femenina. Da igual que pocas mujeres quieran estudiar ciencias porque les atraen más otras materias; y da igual que muy pocas mujeres estén dispuestas a hipotecar su vida en aras de ganar dinero dirigiendo empresas. Nunca he oído a nadie pedir más presencia masculina en la medicina, una profesión en la que son mayoría las mujeres. Tampoco he oído a las feministas exigir que haya más mujeres en el sector de la construcción o en la recogida de basuras. Será que sólo les interesan las profesiones prestigiosas y bien remuneradas. Ninguna feminista se queja de que el 95% de las muertes por accidentes laborales en España sean de hombres, por la sencilla razón de que los hombres hacen los trabajos más duros, más desagradables y más peligrosos. Algunos políticos creen que pueden controlar las decisiones de las personas, pero la realidad es que a menudo las mujeres no eligen las opciones que quisieran los feministas. A pesar de gozar de muy pocas facilidades, y a pesar del bombardeo de propaganda feminista en contra de las amas de casa, en España las mujeres siguen optando por quedarse en casa cuando se lo pueden permitir. Por esta razón, en las sociedades donde hay mayor flexibilidad laboral, como EEUU, las mujeres ganan MENOS en proporción a los hombres que en países menos desarrollados. 

Mentira nº 3: Los roles tradicionales de los sexos son meros constructos sociales.

Uno de los dogmas principales del feminismo dice que, más allá de las evidentes diferencias físicas, los hombres y mujeres son esencialmente iguales. Los roles que han adoptado históricamente, según la narrativa feminista, son fruto de una subyugación de la mujer por parte del hombre, gracias a su mayor fuerza física. Si "liberamos" a la mujer de esta subyugación deberíamos ver como empiezan a comportarse exactamente igual que los hombres, porque habrá desaparecido lo único que mantenía la sociedad patriarcal. Esta fantasía igualitaria no sólo contradice todo lo que sabemos por sentido común, sino también las últimas investigaciones científicas. Cada vez está más claro que el cerebro masculino difiere del cerebro femenino. Además, nuestro equilibrio hormonal y emocional es completamente diferente. ¿Cómo vamos a comportarnos de la misma manera? La anhelada "igualdad" entre hombres y mujeres es una de las mayores estupideces jamás soñada. En palabras de George Orwell, algunas ideas son tan absurdas que sólo un intelectual se las puede creer

Es por esta fantasía feminista que los expertos, pagados con nuestros impuestos, nos aleccionan sobre la imperiosa necesidad de comprar juguetes no sexistas para nuestros hijos. Nos dicen: "si le compras una pistola a tu hijo, cómprale una también a tu hija." (Bueno, como ahora las armas no son políticamente correctas, mejor no habría que comprar pistolas a nadie.) O dicen: "si les compras muñecas a tus hijas, cómprales muñecas también a tus hijos." Dicen los feministas que todo es cuestión de educación, que no existe diferencia esencial entre niños y niñas. Cualquiera que tenga hijos sabe que esto es un disparate. Pero también es muy peligroso. Si tratamos a niñas y niños como si fueran iguales les causaremos graves problemas psicológicos, porque cada uno necesita una disciplina y una afectividad acorde a su personalidad. Creo que los padres saben de lo que hablo.

Mentira nº 4: La familia tradicional es una institución que oprime a la mujer

La verdad es justo lo contrario. La mujer es por naturaleza más vulnerable que el hombre, y el matrimonio y la familia (el adjetivo "tradicional" sobra) la protegen. A lo largo de la historia muchos hombres han vivido sin familia: marineros, soldados, aventureros, etc. El hombre puede vivir desarraigado de su tierra y de cualquier familia, satisfaciendo su instinto sexual con fulanas que encuentra en cada puerto. Para saber de lo que hablo, basta con ver cualquier película de vaqueros. Una mujer no puede vivir así, por lo que Dios quiso que el hombre se sacrificara y se entregara a una mujer hasta la muerte. Así con sus esfuerzos provee para su mujer y sus hijos, y éstos son protegidos por él y los suyos. El hombre también se beneficia de este arreglo, porque gracias a las mujeres existe el concepto del hogar. El hombre puede viajar, irse a la guerra, pero si está casado, siempre tiene un hogar donde volver. Si Ulysses no hubiera tenido a Penélope esperándole en Ítaca, la Odisea no tendría sentido.

Los feministas creen que al atacar el matrimonio y la familia "liberan" a la mujer y ayudan la Humanidad a progresar. En realidad el feminismo supone un enorme retroceso social. De un sistema que protege a la mujer y sus hijos volvemos al Salvaje Oeste, donde las mujeres crían a sus hijos solas y éstos crecen sin padres. Los hombres vagan sin rumbo fijo, dejan preñadas a las mujeres con las que se encuentran, pero sin sentirse responsable por nadie más que ellos mismos; una sociedad que se compone sólo de individuos, donde lo que prima es el egoísmo y el sálvase-quien-pueda, Con este panorama es imposible establecer una sociedad con un sistema de justicia eficaz y garantías para los más débiles. Prescindir de la familia, la base de cualquier civilización, es la receta para la injusticia y el sufrimiento sin fin. Y es precisamente allí donde nos llevan los feministas con su lucha por destruir la familia.

El concepto feminista de "amor libre" ha hecho un daño terrible a la mujer. Antes de la revolución sexual la mujer tenía la llave en las relaciones con los hombres, pero gracias a la "liberación" que les trajo el feminismo, se la entregaron sin contrapartida alguna. Ahora que las mujeres ofrecen sus favores carnales sin exigir compromiso alguno, y que la misma noción de castidad es desconocida para las mujeres postmodernas, los hombres consiguen lo que quieren sin ninguna necesidad de casarse. Esto resulta en millones de niños concebidos fuera del matrimonio, o ilegítimamente, como decían antes. En España aún no se han visto las consecuencias de esta plaga, pero en el Reino Unido la mayoría de los nacimientos ocurren ya fuera del matrimonio, y en EEUU la situación es aún peor, sobre todo en la comunidad negra. La tasa de niños negros ilegítimos en EEUU ahora supera el 75%. Nacer fuera del matrimonio es una de las peores cosas que le puede pasar a un niño; conlleva precariedad emocional por la falta de disciplina paternal y el desequilibrio inherente en una familia monoparental; son más expuestos a abusos sexuales (estadísticamente la mayor situación de riesgo es vivir con las parejas de la madre), y el trauma por la falta de su padre le acompañará de por vida. No es de sorprender que la gran mayoría de los presos en las cárceles occidentales son hijos de madres solteras. Si en EEUU de verdad quisieran combatir la violencia y la delincuencia que asolan las comunidades negras, en vez de soltar tonterías sobre el racismo y la discriminación, empezarían por fortalecer el matrimonio, para que los niños nacieran en el seno de una familia estable.

Mentira nº 5: El feminismo ha logrado grandes avances para la mujer

Lo que ha conseguido el feminismo, lejos de "liberar" a la mujer, es esclavizarla. Los "avances" que suelen señalar los feministas van todos en detrimento de la felicidad de las mujeres. Veamos uno por uno estos falsos avances.

  1. El divorcio. El ideal del feminismo es que las mujeres sean autónomas, sin tener que depender para nada de los hombres. Para lograr este objetivo primero se legalizó y luego se facilitó al máximo el divorcio, que al principio era un proceso engorroso, porque había que demostrar infidelidad del otro cónyuge, pero que ahora es un mero trámite; uno se puede divorciar simplemente porque le da la gana, sin tener que aportar razón alguna. Esto quiere decir que si una mujer se cansa de su marido y le apetece probar otra cosa, no hay nada que legalmente le impide hacerlo. Conozco personalmente un caso así: la mujer, en plena crisis de los cuarenta, le dijo a su marido: "necesito un cambio radical en mi vida. Antes de que sea demasiado tarde, voy a intentar ser feliz con una vida diferente, así que adiós." El pobre hombre al que le había jurado fidelidad hasta la muerte, por un cambio en la ley, de pronto se encuentró solo, sin nada que objetar. Esto es como cambiar las reglas del juego una vez el partido ya está empezado. Si tiene que existir el divorcio, yo pienso que sería más justo que existieran dos formas de contrato matrimonial: un tipo para los novios que realmente se quieren y están dispuestos a seguir casados hasta la muerte, y otro tipo para los liberales que sólo se quieren lo suficiente para decirse "ya veremos lo que esto dura." De esta manera, se sabría si una boda es de verdad, o una boda de paripé. 
    Los feministas creen que han logrado algo grande con el divorcio. Sin embargo, es una espada de doble filo, porque los hombres no son tontos; al ver como se las gastan muchas mujeres, deciden que el matrimonio no es para ellos, y las mujeres "liberadas" por el divorcio finalmente se ven abocadas a la soltería. El divorcio es todo menos un avance, porque el concepto de autonomía personal que justifica el divorcio es contrario a la naturaleza del ser humano. Las mujeres no pueden vivir independientemente de los hombres. La familia existe precisamente porque nos necesitamos unos a otros. El ser humano, hecho a imagen y semejanza de Dios, está creado para la comunión con los demás, igual que en Dios existe comunión entre las tres personas de la Santísima Trinidad. La inspiración de este afán de autonomía es claramente diabólica. Satanás fue el primero en proclamar su autonomía de Dios, tan imbuido de sí mismo que se creía que no necesitaba nada de nadie. Las mujeres que han luchado por destruir el matrimonio cristiano sin duda acabarán en el mismo lugar que él.
  2. El aborto. El "derecho" de asesinar a sus hijos antes de nacer es para los feministas un gran avance social, que ha liberado a las mujeres de la carga de ser madres cuando no les conviene. No sirve de nada discutir con los feministas sobre el aborto, porque es un tema puramente emocional para ellos; han sido programados para reaccionar de una determinada forma cuando se mencionan algunas palabras clave, y el uso de la razón brilla por su ausencia en cualquier debate sobre el asunto. En vano les dirás, por ejemplo, que el ser humano en el seno de una mujer embarazada NO ES PARTE DE SU CUERPO, porque tiene un ADN distinto. En vano les dirás que la vida humana empieza en el momento de la concepción, por lo que cualquier procedimiento posterior que acabe con esa vida es MATAR. En vano les dirás que si una mujer no quiere cuidar de su hijo, hay muchas familias esperando para adoptar. En vano les dirás que un aborto tiene gravísimas consecuencias físicas, pscicológicas y espirituales sobre la mujer. Todo eso será en vano, porque el feminismo es una enfermedad que impide el correcto uso de la razón. Además, parece que los feministas no se dan cuenta de que el aborto es aprovechado por hombres sin escrúpulos que utilizan a las mujeres como objetos sexuales, para mantener su estilo de vida hedonista e irresponsable. En un país donde el aborto es legal, cuando una mujer queda embarazada tras una relación esporádica, si conoce el nombre del padre, cosa que a menudo no será el caso, éste sólo tendrá que pagarle por deshacerse del niño y así se lava las manos del problema. ¡Menuda liberación! Personalmente he conocido muchos casos en que la mujer va al abortorio presionada por su novio, que no quiere saber nada de del bebé. El aborto, más que una conquista para la mujer, es una trampa que la destruye. 
  3. El sufragio. En las democracias liberales modernas la mayoría del electorado son mujeres, por lo que los políticos se deshacen en esfuerzos por conseguir el voto femenino. Esto tiene ventajas e inconvenientes. Está demostrado que las mujeres son menos propensas a dejarse engañar por ideologías y teorías políticas abstractas, porque se guían por cosas más concretas, como lo que le viene bien a su familia. Por otro lado, suelen ser más manipulables por los demagogos, dado que se mueven más por los sentimientos que los hombres. Personalmente no creo que el sufragio femenino se pueda calificar de avance social, porque tampoco considero tal cosa el sufragio masculino. A mi juicio la democracia es solamente una forma más de gobernar, que en los últimos tiempos tampoco ha traído muy buenos frutos.

Mentira nº 6: El feminismo es un movimiento para la igualdad de los derechos entre hombres y mujeres.

El feminismo ha sido desde sus inicios una rama del marxismo. Es una ideología revolucionaria que busca la destrucción de la Cristiandad, y para lograr este objetivo ataca los dos pilares de la sociedad cristiana: la familia y la Iglesia. Si fuera un movimiento para la igualdad de derechos entre los sexos, no se entendería su inquina contra la Iglesia Católica, que tanto ha hecho para las mujeres a lo largo de la historia, y su sumisión frente al Islam, la gran fuerza opresora de la mujeres en el mundo. Además, la activista feminista más influyente de los años ´60 y ´70, Gloria Steinem, trabajó a las órdenes de la CIA. Esto no una estrambótica teoría mía; cuando en 1967 se publicó esta información, lejos de negarlo, Steinem se congratuló de haber conocido "a algunos liberales en el gobierno en aquellos tiempos con una visión a largo plazo." Tiene toda la razón, la élite que dirige el mundo tiene gente visionaria... para el mal. Los que dirigieron el movimiento feminista desde la sombra, subvirtiendo el orden natural de la familia a través de la guerra de sexos, siguieron a la perfección la hoja de ruta del revolucionario Antonio Gramsci, que hablaba de la "larga marcha" de las ideas marxistas hasta conquistar la hegemonía cultural. Que nadie se engañe, el feminismo tiene poco que ver con los derechos de las mujeres; es un cáncer que, si lo permitimos, destruirá el orden social cristiano.