Dado que es altamente improbable que lean esto, diré que Santa Cecilia es una mártir de Roma del siglo III de nuestra era. Hizo voto de virginidad, pero sus padres le obligaron a casarse con Valeriano, un noble romano. Durante su boda, mientras tocaban los músicos, Cecilia "cantó en su corazón a Dios"; de ahí viene su patronazgo de la música. La noche de bodas, Cecilia contó a su esposo su voto de virginidad, diciendo que si osaba consumar el matrimonio, un ángel de Dios le castigaría. Valeriano pidió ver el ángel, a lo que Cecilia le mandó caminar por la Via Appia y bautizarse por el Papa Urbano. Al cumplir sus instrucciones Valeriano pudo ver el ángel al lado de su esposa, que la coronaba con rosas y azucenas. Ambos fueron martirizados, por el crimen de enterrar a otros mártires cristianos. Cecilia recibió tres hachazos en el cuello que la dejaron desangrándose durante tres días en su casa. Hoy, 1800 años más tarde, su cuerpo está incorrupto en la Iglesia que lleva su nombre en Roma. No hay ningún caso de incorruptibilidad durante tanto tiempo como este. [1]
Como decía, el domingo pasado fue Santa Cecilia, y por este motivo unos compañeros del Conservatorio y un coro se unieron para tocar y cantar en la Misa de las 12 en la Catedral. Mi esposa me sugirió que fuéramos a esta Misa, ya que nos "tocaba" ir a la Misa moderna. Ella no comparte (aún) mi pasión por la Misa Tradicional, por lo que tenemos un pacto: un domingo a la Misa moderna y el siguiente a la tradicional. Normalmente cuando asisto a una Misa moderna, tengo que emplearme al máximo para aislarme de lo que ocurre a mi alrededor. Con mi Rosario en mano, intento centrarme en rezar, a pesar del bullicio y las distracciones del rito modernista. Sin embargo, el domingo pasado en la Catedral la experiencia fue muy distinta.
Fachada de la Catedral de Murcia |
Interior de la Catedral |
La monstruosa iglesia de Santa Bernadette, Francia |
Aparte del entorno físico estaba la música. El órgano Merklin, restaurado hace 7 años, sonaba a gloria, llenando cada rincón de la Catedral de sonido. Realmente no haría falta ningún otro instrumento aparte del órgano, ya que este instrumento es capaz de producir una variedad casi infinita de sonoridades; desde el lejano susurro de una flauta, hasta el estruendo de una trompeta. Cuando se sabe sacar provecho de un buen órgano, la experiencia es mejor incluso que oír una orquesta sinfónica. Durante la comunión el coro y los solistas interpretaron Panis Angelicus ("pan de los ángeles") del genial César Franck. Debo reconocer que me emocioné. ¡Si en vez de una Misa moderna, hubiera estado en una Misa Tradicional, no creo que hubiera soportado tanta belleza! Quizás el Señor me hubiera arrebatado al Cielo, en un estado de éxtasis.
El órgano Merklin de 1857 |
Los que habitualmente escuchan música Pop, para poder apreciar la buena música, tienen que pasar por una fase de desintoxicación. Es como las personas que no saben comer bien, cuya idea de una buena comida es un menu Big Mac de cierta cadena de comida rápida. ¿Cómo podrán degustar un vino Rioja, si están acostumbrados a beber Coca-Cola en un vaso de papel a través de una pajita? ¿Cómo podrán saborear una paella de marisco, si su idea de un manjar es una hamburguesa ahogada en ketchup, dentro de un panecillo acartonado? Evidentemente, hay que educar a los niños, no sólo académicamente, sino en los hábitos de vida, que tienen una importancia capital. Hay que enseñarles a comer bien, vestir bien, hablar bien, y a reconocer y apreciar la belleza. No hablo de gustos; algunos son amantes del flamenco, otros no lo soportan, pero no hay nada malo en eso. Algunos son más de música clásica, otros prefieren la música popular (en el sentido tradicional, no la música Pop). Lo imprescindible es evitar la música mala, la música del Diablo.
Para edificación de mis lectores, y como homenaje a Santa Cecilia, propongo algunos vídeos musicales que me parecen de una belleza realmente sublime. La música que más me llena es la clásica, y cuando la música clásica tiene como fin la alabanza a Dios, como en estos ejemplos, me llena doblemente.
- Misa en Do menor de Mozart, K. 427
- Misa en Si menor de J. S. Bach
- Missa Solemnis de Beethoven (la música empieza a 7:48)
- Panis Angelicus de César Franck
NOTAS
[1] Para los que se interesan por los casos de incorruptibilidad entre los santos, recomiendo el libro "The Incorruptibles", de Joan Carrol Cruz. Los que no leen en inglés podrán al menos leer este artículo que escribí hace un año sobre dicho libro.
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