Cristo de la Luz

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viernes, 11 de septiembre de 2015

Teorías de la Conspiración


Creo que hoy, cuando se cumplen 14 años de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, es un buen día para hablar de conspiraciones. Como católicos tenemos que saber que las conspiraciones son muy reales, y que desgraciadamente forman parte de nuestra vida. El gran Conspirador, el que conspira contra Dios y Su Iglesia, es por supuesto Satanás. Desde su rebelión en el Cielo y su inmediata expulsión de la presencia de Dios, Satanás conspira para llevar al Infierno con él a todas las almas que pueda. Es el Enemigo que nunca duerme, que a todas horas trabaja para nuestra perdición y la del mundo entero. Esto no es una fantasía, un cuento para meterle miedo a la gente. Es la realidad. El que se cree que básicamente todo el mundo es bueno, que el Demonio es una especie de metáfora para el mal, y que el Infierno, si es que existe, está vacío, no solamente es un hereje sino un ingenuo.

Los ingenuos no quieren saber nada de conspiraciones, no vaya a ser que se pinche la burbuja en la que viven. La etiqueta despectiva, "teoría de la conspiración", que ponen a cualquier idea que no es la que nos presentan los medios de comunicación de masas, es en sí un absurdo. ¿Es tan difícil de creer que a menudo los hombres malvados se juntan para planear acciones malvadas? Si las conspiraciones no existieran, porque todos los crímenes se cometían de manera espontánea, sin planificación anterior alguna, deberíamos tachar hoy mismo el delito de conspiración de nuestro código penal, pero cualquier abogado penal sabe que la conspiración para cometer un delito es lo más normal del mundo.

En el mundo de los ingenuos, donde no existen las conspiraciones y todo es exactamente como parece a primera vista, los gobernantes son esencialmente buena gente que se preocupa por el bien de su pueblo. Claro, los ingenuos admiten que los habitantes de otros países lejanos no tienen esa misma suerte, pero como todos sabemos, es difícil que alguien pierda el sueño por algo que ocurre al otro lado del planeta. Los ingenuos se creen todo lo que los medios de comunicación de masas les cuentan (todos cuentan básicamente lo mismo). Si Televisión Española anuncia que el hielo polar se están derritiendo, los españoles se lo creen. Si la BBC emite, en plena Semana Santa, un documental sobre el "descubrimiento" de la tumba de Jesucristo, los británicos se los creen. Con tanta credulidad, sin embargo, es curioso como ya casi nadie se cree lo que dice la Biblia. Incluso podría establecerse una relación inversamente proporcional entre la fe de una persona en los medios de comunicación y su fe en la Palabra de Dios.

Los ingenuos también se tragan todo el teatro alrededor de las noticias políticas. Que si fulanito de tal partido ha criticado a menganito del otro partido, que si el partido X nunca pactaría con el partido Y, que si mítines, que si ruedas de prensa, que si debates, etc., etc., etc.. Todo es una farsa. Cada cuantos años la democracia nos ofrece elegir entre distintas siglas, que en el fondo no representan más que el mismo producto con diferentes envoltorios. Todos los partidos ya han asumido la misma ideología subyacente: el liberalismo, y poco importa que un partido sea más conservador o más progresista. En Europa, por ejemplo, casi todos los grandes partidos con opciones de gobernar son abortistas. Los parlamentarios pasan interminables horas hablando de los derechos de unos y de otros, mientras ellos vulneran el derecho más fundamental: el derecho a vivir. En EEUU tanto los demócratas como los republicanos están de acuerdo en las líneas básicas de la política exterior: actuar como la policía del mundo, instalar y derrocar regímenes de otros países a su antojo, librar guerras moralmente injustificables y para ello endeudarse sin límites. Estas cosas ni se debaten, son parte del sistema democrático, que se ha convertido en una elección entre morir apuñalado o envenenado; al final lo mismo da elegir una cosa que otra. La elección es puramente ilusoria, porque todos los partidos políticos obedecen al mismo amo. Es como el espectáculo del titiritero; desde lejos parece que los títeres se mueven solos, pero en realidad hay un hombre escondido que los maneja a todos.

Los que se han dado cuenta de que la democracia moderna es un teatro se suelen preguntar por lo que hay detrás: ¿quién mueve los hilos? Aquí nos adentramos en lo que se suele denominar peyorativamente como "teorías de la conspiración". Hay teorías de todo tipo, y no pienso alargarme en este artículo sobre los distintos grupos que desde la sombra controlan el mundo. Pero lo que está claro, porque a la vista está, es que debe existir un grupo o una élite, que decide cosas fuera del escrutinio público y luego las impone a los gobiernos, porque de otra manera no se explican ciertos fenómenos. Por poner tan sólo un ejemplo, la campaña mundial a favor del homosexualismo no puede ser fruto de la casualidad. No es verosímil creer que tantos gobiernos hayan decidido legalizar la unión entre personas del mismo sexo en tan poco tiempo, sin un acuerdo entre los líderes. Todo ha sido tan orquestado, con un plan que ha sido aplicado a la perfección. Los cristianos que creen que este desastre ha ocurrido sin más, por mala suerte, están ciegos. En mi opinión está claro que lo que se llama el Nuevo Orden Mundial (NOM) ha impuesto a los gobiernos el homosexualismo, con la finalidad primera de debilitar aún más la unidad familiar. Ya se sabe; cuánto más débil esté la familia, más moldeables serán los ciudadanos a las pretensiones del Poder. La segunda finalidad es desatar una persecución contra los pocos cristianos que se opongan a las nuevas leyes que atentan contra la Ley de Dios.

Cuando yo llegué a España hace 18 años, por lo general la gente aún creía que la homosexualidad era un desorden, y prácticamente nadie hubiera querido que el gobierno equiparara la unión entre dos personas del mismo sexo con el matrimonio. Al poco de llegar, la propaganda homosexualista proveniente de EEUU empezó a infiltrar todos los medios españoles. Recuerdo la desagradable impresión que me produjo Philadelphia, una película de 1993 protagonizada por Tom Hanks que cuenta el sufrimiento de un enfermo de sida (como si hubiera contraído la enfermedad al azar), con el español Antonio Banderas en el papel de su amante. Esta película, un intento descarado de modificar la valoración moral del público sobre la sodomía, mediante la lástima y la falsa misericordia, fue premiado con dos Óscars (¡qué casualidad!) En España Pedro Almodóvar fue la pieza clave de esta revolución moral, el que más hizo para "reeducar" a los españoles, para enseñarles mediantes sus películas que lo que antes estaba mal ahora estaba bien. Para apreciar el éxito que ha obtenido en este respecto, no hay más que ver como al inicio de su carrera era considerado un radical que hacía películas de dudoso gusto para una minoría, y ahora es una figura respetadísima entre los poderosos, que goza de un apoyo total de las instituciones. ¡Y sus películas son igual de inmorales que al principio!

El siguiente paso en esta campaña fue trasladar la porquería a la pequeña pantalla, la "caja tonta", (cada vez más tonta). Fue un paso importante, porque el cine, aunque es capaz de modelar poderosamente las mentes, queda más lejano, mientras que la televisión es algo cotidiano, en el corazón del hogar. Las series españolas introducían temas y personajes que "normalizaban" situaciones que antes eran consideradas escandalosas, y se hizo de manera tan gradual que pocos se percataron de lo que estaba ocurriendo. Cuando los españoles ya se habían tragado miles de horas de este tipo de series en la tele, y estaban acostumbrados a que el pecado se presentara como algo loable y que la rectitud moral fuera objeto de risa, el terreno estaba abonado para los cambios legislativos. La legalización del sodomonio en España (y me imagino que será una historia parecida en todos los demás países donde se ha logrado) debe tanto o más al adoctrinamiento cultural previo que al ex-presidente Rodríguez Zapatero. A todos los efectos, la televisión hoy en día es un auténtico portal del Infierno, y la única forma de no padecer su influencia nefasta es apagarla definitivamente.

Me parece evidente que para diseñar y llevar a cabo toda esta campaña de adoctrinamiento a favor del homosexualismo tiene que haber una mente pensante. Algún grupo, con muchísimos recursos, ha tenido que tomar la decisión de implementar y financiar esta campaña. En su día, nadie salió en las noticias para anunciar el lanzamiento de dicha campaña, y tampoco hoy los políticos hablan de ella, por lo que necesariamente estamos hablando de organizaciones secretas que actúan en la sombra. Si hablamos de teorías de la conspiración, podría mencionar el Club Bilderberg, los Illuminati, la Masonería, el sionismo, etc. Pero lo más importante, lo que nunca debemos perder de vista los católicos, es que detrás de estos grupos y del NOM está el Demonio. Es el titiritero por excelencia, el Príncipe de este mundo, que tiene a los ricos y poderosos en sus manos y los maneja a placer.
Nuestro Señor nos advirtió que Satanás era un mentiroso, por lo que no es difícil imaginar de donde vienen tantas mentiras que hoy en día abundan. También Nuestro Señor nos dijo que la verdad nos hacía libres, lo cual quiere decir que la mentira nos esclaviza. ¡Cuántos esclavos de la mentira hoy!

Hay mentiras de todo tipo: mentiras políticas, económicas, culturales, espirituales. Siempre me ha llamado la atención que Jesús empieza su discurso sobre los últimos tiempos (Mateo 24:4) con las palabras: "No os dejéis engañar." Evidentemente la mentira siempre ha estado en el mundo, pero creo que es una señal de que estamos ya en los últimos tiempos que haya tantas mentiras tan gordas que son creídas por tanta gente. ¿Por dónde empezar? El evolucionismo, la filosofía subjetivista y relativista moderna, tantas falsas religiones, el feminismo, el marxismo cultural, etc... Estas son las gordas, las que te llevan directamente al Infierno, porque se oponen frontalmente a la Revelación Divina y son incompatibles con la fe católica, pero las "pequeñas", las que no tienen relación directa con la fe, también tienen su papel. Citaré unas cuantas recientes: las armas de destrucción masiva en Iraq, el uso de armas químicas por las tropas de al-Assad en Siria, la burbuja inmobiliaria, el calentamiento global, los atentados del 11 de marzo en Madrid, y por supuesto los ataques del 11 de septiembre. Estas mentiras son utilizadas por la élite para manipular a su gente, enriquecerse a su costa y salirse siempre con la suya.

En consideración a la fecha de hoy, en homenaje a las víctimas de los ataques del 11 de septiembre de 2001, ruego a mis lectores que, si no lo han hecho ya, se informen sobre lo que realmente pasó ese día. ¿Por qué es importante conocer la verdad de los hechos? Porque si nos creemos acríticamente la versión oficial, si nos tragamos de manera borreguil todas las mentiras que nos suministra el Poder, no somos más que "tontos útiles", en palabras de Lenin. La ignorancia voluntaria es pecado, por lo que hay que hacer un esfuerzo y educarse en la verdad. Gracias a Dios tenemos internet (no sabemos por cuánto tiempo), que aún no está censurado. Lo bueno de internet es que cualquiera, hasta un servidor, puede tener un blog por cero euros al mes y escribir allí lo que le viene en gana, y personas de todos los países tendrán acceso a ello. Naturalmente hay una cantidad enorme de tonterías en la red, por no hablar de cosas peores, como el asqueroso negocio de la pornografía. Sin embargo, si uno saber navegar en el océano de la red, encontrará información que no está disponible en ningún otro sitio, por la sencilla razón de que los medios de masas,- television, prensa escrita y radio,- están en manos del NOM. Los grupos mediáticos son muy costosos de mantener, y tienen que depender de grandes corporaciones para su financiación. Esto a su vez les limita en cuanto a las cosas que pueden decir. Hay una línea roja que no pueden traspasar; de hacerlo perderían inmediatamente el apoyo económico de sus dueños. Comprando todos los medios de comunicación es como la élite controla a la población, o mejor dicho, como controlaba a la población, porque con el advenimiento de internet la cosa se les ha ido de las manos.

Digo que es importante conocer la verdad de los hechos acerca del 11 de septiembre, y animo a mis lectores a investigar por sí mismos (no en fuentes controladas por el Dinero, sino en organizaciones independientes). Recomiendo especialmente Architects & Engineers for 9/11 Truth. El que cuestione alguno de los dogmas de la corrección política previsiblemente obtendrá reacciones que irán desde la incomprensión hasta el escarnio. Pero si mis lectores son todos católicos, eso no debería ser nuevo para ellos; estarán más que acostumbrados. Y si tienen un rato, rezarán un Ave María por las víctimas que hoy recordamos, a las que este artículo va dedicado.

2 comentarios:

  1. Rezaré también un Ave María por ti, y porque no nos censuren tu blog ni otros similares. Animo.

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