Es muy revelador escuchar a Trump hablar de su experiencia en la política, que hasta ahora ha sido de estar "al otro lado" del sistema. Él reconoce que siempre ha hecho contribuciones generosas a los candidatos presidenciales, tanto demócratas como republicanos. En el fondo dice que le daba igual el partido que fuera; lo importante era que si un candidato aceptaba su dinero, Trump sabía que esa persona le haría los favores que pudiera necesitar en sus negocios. Era una especie de inversión a largo plazo; yo te doy dinero para tu carrera política y a cambio tú me apoyas cuando te necesite. No me suena demasiado transparente, la verdad, pero así es el sistema político en EEUU; todo se basa en el dinero. Sin dinero no vas a ningún lado, por lo que cualquier aspirante a un cargo político tiene que tener habilidad para recaudar fondos, antes de siquiera plantear otras cuestiones.
Es refrescante oír las frases tan políticamente incorrectas que suelta Trump en sus discursos. Se nota que le da lo mismo lo que los medios de comunicación de masas pueden opinar de él. Hasta se permite mofarse de la CNN durante sus mítines, diciendo que sus cámaras jamás enfocarán al público, porque no quieren que se vea cuánta gente acude a sus eventos. Los medios de masas le odian; la élite política le odia (la cúpula del partido republicano está aterrorizada con la perspectiva de que gane la nominación); casi todos los líderes mundiales le odian; hasta el Papa Francisco ha dicho que Trump "no es cristiano". Me imagino que esta última declaración del Santo Padre habrá contribuido sobremanera a la popularidad de Trump, y merece una consideración aparte.
Es en sí sorprendente que un Papa opine públicamente sobre los candidatos de las primarias de EEUU, como si no tuviera bastante tarea con lo que ocurre en el mundo y dentro de la Iglesia. Pero es realmente escandaloso que decida atacar a Trump y callar sobre su principal adversario, Hillary Clinton. Si resulta que Trump "no es cristiano", ¿qué será Hillary? Esta mujer es un personaje siniestro a más no poder, que promueve activamente el aborto y las perversiones sexuales a nivel mundial. Ha declarado que las religiones tendrán que renunciar a los dogmas y "adaptarse a los tiempos modernos". Es la encarnación de todo lo que va mal en el mundo de hoy, lo más opuesto al reinado de Jesucristo. Sin embargo, parece que esta sierva de Satanás no le preocupa en absoluto a Francisco.
El motivo de la frase desafortunada de Francisco acerca de Trump es que éste último ha anunciado que quiere construir un gran muro en la frontera con México, para impedir la entrada de inmigrantes ilegales. Primero, no hay nada malo en querer defender tus fronteras de invasores. Ya lo dijo Ronald Reagan: "un país que no controla sus fronteras ha dejado de ser un país". Proteger la patria con muros y fortalezas es un principio tan antiguo como la civilización humana, y Francisco sólo hizo el ridículo por criticar lo que el hombre siempre ha hecho, con todo su derecho. En el Antiguo Testamento es el Mismísimo Dios quien ordena al profeta Nehemías que reconstruya las murallas de Jerusalén. Esto es lo que dice el libro de Nehemías cuando han concluido las obras de la muralla:
Cuando nuestros enemigos supieron eso, todas las naciones que están alrededor de nosotros tuvieron miedo y se acobardaron. Tuvieron que reconocer en eso la obra de Dios. (Nehemías 6:16)
Si viviera hoy el profeta Nehemías quizás el Papa Francisco diría que "no es cristiano", por construir muros en lugar de construir puentes; por querer mantener fuera de su territorio a los pueblos vecinos invasores. Sin embargo, Nehemías vivió hace muchos años, y hay que ser tolerante; el pobre profeta no conocía las maravillas de la filosofía liberal, tan querida por Francisco, según la cual todo el mundo es esencialmente bueno. Para los liberales no hay ninguna necesidad de protegerse de extranjeros invasores. Para los liberales ni siquiera hay porqué cerrar tu casa; es mejor dejar que entre todo quisque, que se lleven lo que les apetezca, y que hagan con los tuyos lo que se les ocurra. Aún más cómico es un hecho que quizás Francisco ha pasado por alto: su propia casa, la Ciudad del Vaticano, está rodeada por una muralla infranqueable y vigilada las 24 horas por un ejército para que nadie entre sin todos los permisos en regla.
Naturalmente, los enemigos domésticos de Trump aprovecharon las palabras de Francisco. El ejemplo más descarado fue la portada del 19 de febrero del Daily News de Nueva York, propiedad de Mortimer Zuckerman (judío, naturalmente), que retrata a Donald Trump como "el Anticristo". ¿Quién lo diría? ¡Un judío llama anticristo a un protestante, porque cae mal al Papa! La respuesta de Trump creo que fue ejemplar. Dijo lo siguiente a Francisco:
Si (o cuando) el Vaticano es asaltado por ISIS, que todo el mundo sabe es su trofeo más deseado, os prometo que el Papa deseará que Donald Trump fuera presidente.
Un momento estelar de Donald Trump durante esta campaña fue esta entrevista con Chris Matthews en MSNBC. De entrada, la postura de Trump es altamente hipócrita, porque habla de "las tres excepciones", que son los casos de violación, incesto y peligro para la salud de la madre. ¡Como si tuviera menos derecho a vivir un bebé que ha sido concebido tras una violación! Esta postura, muy común entre los "conservadores" que se aplican el término de Pro-Vida, es realmente una postura abortista. Están a favor del asesinato de niños inocentes... en ciertos casos. La única postura pro-vida es estar en contra del aborto SIN EXCEPCIONES. Dicho esto, el entrevistador, que se hace llamar católico, le pregunta sobre lo que habría que hacer con las mujeres que abortan, si finalmente se consigue ilegalizar el aborto en EEUU, algo que Trump dice desear. Es una pregunta capciosa, pero Trump responde con total franqueza, no como político profesional. Dice que si el aborto fuera ilegal habría que castigar a las mujeres que infringen la ley.
Fue curioso, por no decir penoso, ver cómo un periodista "católico" le recriminaba a un político protestante su postura "pro-vida". Trump le preguntó a Matthews si era consciente de lo que enseña la Iglesia Católica sobre el aborto y si estaba de acuerdo con ello. Matthews respondió con el siguiente sofisma: "estoy de acuerdo con Su posición moral, pero las ramificaciones legales son distintas." Traducido, para que se entienda: "creo que procurar la muerte de un inocente es injustificable, un pecado que clama venganza al Cielo... PERO si una mujer decide cometer ese pecado, el estado debe otorgarle el derecho de hacerlo, e incluso pagarle para que lo haga." Curiosa doble moral, muy típico de los "católicos" de hoy en día.
El furor monumental que causó la declaración Trump, al decir que si el aborto fuera ilegal habría que castigar a las mujeres que abortan, fue un buen indicio de hasta qué punto los medios de comunicación de masas están a favor del estatus quo, es decir, del genocidio de los no-nacidos. Pero también reveló que hoy en día hay poca gente que quiere pensar con lógica cuando se trata de este tema. Es lógica elemental aplicar un castigo a las personas que cometen un crimen. Sin castigos las leyes son perfectamente inútiles; como una espada sin afilar. ¿Cómo se puede concebir que sea un crimen matar a tu hijo, pero sin que se aplique ningún castigo al que comete semejante crimen? En España la pena que actualmente se aplica a las mujeres que asesinan a sus hijos después de nacer suele ser el máximo permitido por la ley; es decir, 20 años de cárcel. El día que se ilegalice el aborto en este país (y llegará, antes o después), se aplicará una pena de cárcel para las madres que libremente decidan matar a sus hijos, además de los médicos y otros cooperadores en ese crímen execrable.
En mi opinión Trump es salvable. No es un político profesional, por lo que puede aún tener principios morales. Creo que habla con sinceridad. Piensa lo que dice y dice lo que piensa. Lo que más me gusta de él es cómo le odia el aparato sionista que controla los medios de comunicación de masas en EEUU. La desaprobación del Papa Francisco también me indica que algo bueno debe estar haciendo. Si Trump se rodea de buena gente y abre los ojos ante la realidad del aborto (no la propaganda feminista), es posible que un día sea auténticamente pro-vida. Tener un presidente de EEUU así sería un regalo de Dios. Pero aún no hay nada que celebrar. Esperemos. Recemos.