Cristo de la Luz
viernes, 24 de junio de 2016
Reflexiones sobre el Brexit
Hace mucho, mucho tiempo que la política no me daba una alegría como me dio el triunfo del Brexit en el referendum celebrado ayer en el Reino Unido. Para ser sincero no creía que fuera posible un resultado favorable a la salida de la Unión Europea. Ví el empeño que pusieron en convencer a la población de que el Brexit sería una hecatombe para el país y un regreso a la edad de bronce; todos a una, los medios de comunicación del "establishment", las grandes corporaciones, los financieros multimillonarios como George Soros y los famosos de turno como el metrosexual, David Beckham. Estoy aliviado y muy orgulloso de mi gente, que en su mayoría ha desoído a los catastrofistas del Nuevo Orden Mundial, y ha votado para recuperar la soberanía del país.
Ha sido muy reñido, pero finalmente un 52% de los votos han sido para la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Esto supone un enorme revulsivo para todos las personas de bien en Europa, todas las personas que aman su país y quieren preservar su identidad cultural, frente al globalismo y el multiculturalismo. Es bastante posible que el resultado provoque un efecto dominó. Otros países que están desencantados con la UE, como Hungría y Polonia, podrían convocar un referendum similiar. Los partidos patriotas verán en el Brexit una bocanada de oxígeno, una señal de que algo está cambiando. La gente se está despertando. Hay dos modelos políticos en juego; uno lo representa la UE, una macro-burocracia, donde unos hombres grises deciden sobre el futuro de países y regiones cuyos nombres ni siquiera saben pronunciar; el otro es la sobernía nacional, donde cada país decide por sí mismo.
Es curioso como yo, que tengo tan poca fe en la democracia, he defendido el derecho del pueblo del Reino Unido a decidir sobre su pertenencia a la UE; mientras que otros, que se autoproclaman demócratas, han puesto todo tipo de trabas al referendum. Una persona pro-europea me objetó literalmente: "No creo que el pueblo británico tenga la suficiente formación como para poder decidir sobre una cuestión semejante." Al preguntarle si creía en la democracia, me respondió con un "sí" rotundo, a lo cual le dije que en eso precisamente consistía la democracia, en consultar al pueblo. Es la misma cantinela de siempre: democracia sí, pero cuando yo digo. Y si se decide algo contrario a lo que quiere la élite globalista, como, por poner un par de ejemplos, cuando Crimea decidió en referendum anexionarse con Rusia, o cuando los griegos votaron por rechazar las condiciones del rescate de la UE, ya no hay democracia que valga. La élite le dice a los pueblos: "podéis decidir lo que queráis, siempre que nosotros estemos de acuerdo."
Yo me considero europeo, y eso no cambiará. El Reino Unido tampoco va a desaparecer del mapa por salirse de la UE. No hay que confundir Europa con la UE. Europa, como entidad histórico, cultural y religioso, existe desde el reinado de Carlomagno; es decir, desde hace unos 1200 años. La UE existe en su estado actual desde 1992. La UE es un régimen político, que por cierto tiene muy poco de democrático, pero Europa es mucho más. Es historia, es cultura, y para mí es la idea que queda aún de la Cristiandad: muchos pueblos unidos bajo la bandera de Jesucristo. La UE es un régimen no sólo ateo sino APÓSTATA. Su Constitución se hizo de espaldas a los ciudadanos europeos. Se negaron tajantemente a introducir en ella una mínima referencia a las raíces cristianas de Europa. Promueven la invasión musulmana de Europa, con el fin de destruir cualquier vestigio de fe cristiana en el continente. La UE es una fuerza para el mal que difunde todo tipo de aberraciones, como el aborto y la homosexualidad. Es una pieza importante en el Nuevo Orden Mundial que se está construyendo.
Por todos estos motivos doy gracias a Dios de que POR FIN un país se ha alzado y ha dicho "NO" a este régimen tiránico y anticristiano. Que sea mi propio país me llena de orgullo.
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