viernes, 17 de octubre de 2014

Reacciones ante la elección del Papa Francisco

Publicado en Tradición Digital el 14 de marzo de 2013

Hoy salen en los medios de comunicación las reacciones a la elección del Papa Francisco. Como Napoleón, pienso que hay que conocer muy bien al enemigo, por lo que me gusta leer lo que piensan los diversos grupos y asociaciones anticlericales. Como por ejemplo los judíos. En este artículo aplauden hasta con las orejas la elección de Mons. Bergoglio. Ban Ki-Moon, el Secretario General de la ONU, esa organización siniestra, germen del gobierno mundial tiránico, que promueve el ateísmo y la cultura de la muerte por todo el planeta, ha dicho que espera que Francisco continúe promocionando el diálogo interreligioso. El Presidente de EEUU, Barak Obama, le ha llamado “un defensor de los más pobres y vulnerables entre nosotros.”

Usemos la regla de tres, aunque vista la falta absoluta de razonamiento de la inmensa mayoría de católicos, debe ser que desde hace tiempo ya no se enseña en los colegios. Hay dos premisas en mi argumento. Primero, un verdadero enemigo de la Iglesia, un hijo de Satanás, nunca puede querer nada bueno para la Iglesia. Segundo, los judíos, los mundialistas de la ONU, y la élite socialista a la que pertenece Obama, son enemigos acérrimos de la Iglesia Católica. La conclusión: si analizamos lo que quieren estos enemigos de la Iglesia, sabremos lo que el Papa NO DEBE HACER. Si analizamos lo que piensan los enemigos de la Iglesia, podemos hacernos una idea de lo que se nos viene encima con el nuevo papado. Y no es nada halagüeño.


Si tu peor enemigo, alguien que te odia con todo su corazón, te aplaude y te anima a seguir por donde vas, si tienes dos dedos de frente, recapacitas. Excepto si eres católico. Si eres católico lo más seguro es que le sonríes (para que nadie diga que los católicos son antipáticos) y sigues por tu camino, encantado de caer tan bien a personas que te odian tanto. Lo que ocurre con la Iglesia Católica supera lo humanamente comprensible; los judíos, que explícitamente rechazan a Cristo, que odian la Cruz, se congratulan por la elección de Mons. Bergoglio. Sin embargo, lejos de alarmarse, los católicos del mundo, con los obispos a la cabeza, se alegran de tener un Papa que gusta tanto a los judíos. ¿Soy el único católico que se preocupa por esto?

Lo que cabe esperar de tus enemigos es que deseen tu ruina. Pero lo que no cabe esperar es los católicos contribuyamos a nuestra propia ruina. La reacción pueril y acrítica de la mayoría de católicos a la elección de Francisco ha sido vergonzosa. Por ejemplo, Mons. Martínez Camino, portavoz de la Conferencia Episcopal Española, ha dicho que Francisco “tiene el perfil de un santo”. Entonces, ¿para qué esperar hasta que se muera? Ahora, como se canoniza a todos los Papas post-conciliares, ¿por qué no hacerle santo ya?

Ha sido espectacular, y no menos divertida, la metedura de pata del conocido bloguero, Francisco de la Cigoña, quien ayer por la tarde, apenas minutos antes de saltar la noticia del Papa Francisco, escribió en su blog que el Cardenal Bergoglio sería un Papa desastroso. Sus palabras literales fueron:
Y a ese ser de mirada torva, conducta cobarde y propósitos dudosísimos alguno nos lo presenta como el nuevo Papa deseable. ¡Qué Dios salve a su Iglesia! Porque de Bergoglio, y no es ejemplar único, nada se puede esperar.
Esto le causará problemas importantes al Sr. de la Cigoña, al ser el paradigma del católicismo neo-conservador en España. Hay neo-católicos de diverso pelaje, pero todos se rigen por una norma indiscutido: NUNCA se critica al Papa. En un sentido estricto no se puede acusar al Sr. de la Cigoña de haber infringido esta norma, porque criticó al Cardenal Bergoglio media hora antes de ser proclamado Papa. Pero como la memoria de los neo-católicos alcanza al menos un día entero, se acuerdan de sus comentarios altamente críticos hacía quien es ahora Francisco, y le reprochan de ser lo peor que se puede ser en la mente de un neo-cat; un “filolefebvriano”.

Hoy el Sr. de la Cigoña intenta lavar su imagen frente a sus lectores indignados. Su entrada de hoy reza: “El Cardenal Bergoglio ha muerto, ¡viva nuestro Papa Francisco!” Apuesto una cena con mis lectores que no oiremos más críticas a Bergoglio de este bloguero. La imagen de Francisco de pronto será blanqueada por arte de magia, la misma magia que hace que el mundo neo-cat sea tan bonito y color de rosas. La realidad paralela en que viven los neo-católicos y su negación sistemática de la realidad, están magistralmente ilustradas (sin proponérselo) en uno de los comentarios de su artículo de ayer, escrito por un tal lebaniego. Dice este comentarista respecto a las palabras duras del bloguero hacía Mons. Bergoglio:
Una vez que ya tenemos Papa, entiendo que sus declaraciones sobran, así que a acatar lo que ha inspirado el Espíritu Santo. Estoy seguro de que ha elegido acertadamente. Si nos echamos piedras a nosotros dentro de la Iglesia, ¿qué harán los de fuera? El Sr. de la Cigoña ha opinado antes de haberse sabido quién era el nuevo Papa. Seguro que acatará en obediencia lo que ha inspirado el Espíritu Santo. ¡Bienvenido, Santo Padre! Oremos como nos ha pedido en vez de criticar y destruir a la Iglesia
¡Es el colmo de la papolatría! Esta adulación rastrera hacía el Cardenal Bergoglio, convertido en semi-dios por el hecho de haber sido elegido Sumo Pontífice, es todo menos católica. ¿Quiere decir el comentarista que ahora todo lo ha escrito de la Cigoña sobre la actuación de Mons. Bergoglio como Arzobispo de Buenos Aires es falso? A este paso llegaremos a lo que describió George Orwell en su novel “1984”, en que el Ministerio de la Verdad se dedicaba a falsear todos los documentos del pasado que podían comprometer la versión oficial de la realidad. A no ser que me equivoque (Dios lo quiera), los enemigos de la Iglesia tienen otra vez un Papa a su gusto, que seguirá llevando la Iglesia Católica por el camino del ecumenismo y el diálogo con el mundo; es decir, hacía el abismo. Y lo peor de todo es que la gran masa de católicos son cómplices de la destrucción de la Iglesia; bien por su inacción y su silencio interesados; bien por sus aplausos serviles a cada paso que da el Santo Padre.

Dicen que es una señal clara de locura repetir siempre lo mismo, y esperar resultados diferentes. Pues ahora la receta de muchísimos católicos es la “modernización” de la Iglesia, algo por lo que los medios seculares llevan bramando desde la abdicación de Benedicto XVI.  Llevamos 50 años de “modernización”, y mira como está el patio: una Iglesia en pleno declive, tras una deserción en masa de dos generaciones enteras de fieles; varios países al borde del cisma; herejías campando por sus anchas; todas las instituciones religiosas llenas de “porquería” (Benedicto XVI dixit); y una autoridad cada vez más irrelevante en el panorama mundial. Estos son los frutos de la cacareada modernización de la Iglesia. ¿Por aquí queremos seguir?

Sigamos rezando, porque yo no veo otra solución.

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