sábado, 4 de febrero de 2017

La izquierda legitima la violencia

Dos acontecimientos recientes me han motivado a escribir este artículo. Primero, en Murcia, la ciudad donde vivo, una chica de 19 años fue brutalmente agredida por una banda de radicales izquierdistas a la salida de un local. El vídeo es estremecedor: siete personas dando patadas a una chica en el suelo. ¡Estos comunistas son unos héroes! Todos los medios han subrayado que la víctima se relaciona con grupos de "extrema derecha", con la intención de justificar esta cobarde agresión. Lo que no todos los medios quieren publicar es que uno de los agresores iba en las listas electorales de Izquierda Unida. ¿Qué ha hecho esta formación política hasta el momento, respecto a tener a un criminal en sus filas? Nada de nada, porque "como la chica se lo merecía..." Son muy defensores de las mujeres EN ABSTRACTO, pero cuando se trata de un caso REAL de violencia contra una mujer REAL, cambian el discurso.


Como comentario aparte, me llama la atención la forma en que estos "anti-fascistas" siempre se cubren el rostro, como en el caso de la agresión de Murcia. Yo jamás he escondido el rostro en una manifestación, y he ido a muchas, de la misma manera que en internet no escribo con seudónimo, sino que firmo con mi nombre y apellido. Taparse la cara en un acto político me parece una muestra de cobardía, propia de delincuentes En contraste, es interesante notar que en las manifestaciones de patriotas, todo el mundo lleva la cara descubierta. Por algo será...

Mucho más lejos, en la Universidad de Berkley, California, el miércoles 1 de febrero iba a dar una conferencia el periodista conservador, Milo Yiannopoulos. Iba a ser el último campus universitario en su gira, llamada "Dangerous Faggot" ("Maricón Peligroso"). Sin embargo, tuvo que ser cancelada la conferencia cuando la protesta se volvió violenta, con múltiples destrozos y varios lesionados. Como se aprecia en los vídeos accesibles en internet, el espectáculo es estremecedor: en vez de California, parece la guerra civil en Siria. Aunque nos separe el océano Atlántico, la actitud de los medios de comunicación de masas no varía entre España y EEUU. La cadena de propaganda globalista por antonomasia, la CNN, ha insinuado que el Sr. Yiannopoulos es responsable de provocar la revuelta, por el mero hecho de querer hablar en la universidad. Los días en que la universidad era un foro para el debate, abierto a todo tipo de ideas, tocan a su fin en ese país. Ya no se enseña a los jóvenes COMO pensar; se les enseña QUÉ tienen que pensar. El mensaje a los estudiantes es claro: conformaros a la corrección política o aquí no tenéis cabida.

Según la primera enmienda de la Constitución de los EEUU, todos los ciudadanos tienen el derecho de expresar libremente sus opiniones. Yo no soy liberal, por lo que no creo en la falsa libertad de expresión. Sin embargo, la prefiero a la tiranía que pretende imponer la izquierda, en la que solamente las opiniones que ELLOS aprueban pueden ser expresadas. Dice Yiannopoulos que lo único que odia la izquierda más que opiniones contrarias a las suyas, es la risa. Las conferencias, deliberadamente provocativas, de este señor son muy divertidas, y animo a mis lectores a ver alguna. Aprovecha de una forma muy inteligente el estatus de víctima que el Sistema le ha otorgado por ser homosexual para arremeter, con un sentido del humor muy irónico, contra el pensamiento único. Los izquierdistas le odian a muerte, porque se sale de sus categorías, y cuando habla, en vez de ir de víctima, ataca los dogmas de la corrección política. No deja títere con cabeza.

Si ofrezco algunos ejemplos de las cosas que le he oído decir, se entenderá porqué saca de sus casillas a los progres:
  • Denuncia la invasión musulmana de Europa, y acusa a la izquierda de haber traicionado a los homosexuales, al favorecer la islamización de Occidente. 
  • Es un gran admirador de Donald Trump. 
  • Es un férreo defensor del derecho de portar armas.
  • Es un enemigo feroz del feminismo. 
  • Se posiciona EN CONTRA del mal-llamado "matrimonio homosexual". 
  • Defiende la civilización europea, y en concreto la Iglesia Católica, de las calumnias anti-históricas de los neo-marxistas.  
Es una auténtica vergüenza que en una universidad estadounidense una turba enfurecida logre por la violencia evitar que un periodista dé una conferencia a los estudiantes, pero no es de lejos lo peor que ha pasado como consecuencia de la agitación callejera de la izquierda radical. Pienso en el movimiento racista de EEUU, Black Lives Matter, que ha fomentado la violencia contra los blancos, gritando eslóganes como: "What do we want? Dead cops. When do we want it? Now." ("¿Qué queremos? Polis muertos. ¿Cuándo lo queremos? Ya.") Sin embargo, este movimiento no se ha ilegalizado y goza de apoyos institucionales (Obama y compañía), porque nada de eso puede considerarse incitación a la violencia racial. Ya se sabe que los negros no pueden ser racistas, es un pecado que solamente pueden cometer los blancos. Como seguramente habrán leído mis lectores, en julio del año pasado un activista de Black Lives Matter asesinó a cinco policías blancos tras una manifestación en Dallas, Texas. De aquellos polvos, estos lodos.

Es curiosa la doble vara de medir que usan los medios de comunicación con estos temas. Cuando un exaltado hace el saludo nazi en un mitin de un grupo de derechas, lo usan para descalificar a esta organización, que tachan de peligrosa y violenta. Sin embargo, cuando ocurre un asesinato en nombre de la ideología izquierdista, llaman al culpable un "desequilibrado", que nada tiene que ver con la organización a la que pertenece, y en cuyo nombre ha actuado. Además, no recuerdo la última vez que una horda de neo-nazis sembró el terror en una ciudad occidental, entre otras razones, porque son cuatro gatos. Creo que una cosa así hubiera salido en las noticias; a los medios de propaganda liberal les ENCANTA hablarnos del peligro de la "extrema derecha". Por contra, serían demasiado numerosas para contar las ocasiones en que los islamistas y la escoria marxista "anti-fascista" han protagonizado actos de vandalismo y violencia.


La izquierda radical siempre se ha caracterizado por su tendencia al totalitarismo y su predilección hacía la violencia contra la población civil. Solamente hay que recordar el libro de León Trotsky, "Terrorismo y Comunismo". En esta execrable obra, el fundador del ejército rojo de la Unión Soviética escribió:
Para hacer al individuo sagrado debemos destruir el orden social que lo crucifica. Y este problema sólo puede ser resuelto a sangre y hierro.
La izquierda es violenta y siempre lo será, porque está en su ADN. Desde el Reino de Terror de Robespierre en Francia, la revolución siempre ha procedido de la misma manera: crea o exacerba tensiones sociales para desencadenar un cambio de régimen, y cuando los revolucionarios están en el poder, lejos de acabar con el sufrimiento del pueblo, es cuando cometen las peores atrocidades. ¿Acaso la historia nos puede mostrar algún gobierno comunista que no ha terminado arruinando a su país, además de sembrar el terror y provocar un baño de sangre?

No hay comentarios:

Publicar un comentario