lunes, 23 de mayo de 2016

Protegerse de la Realidad

A menudo, cuando hablo sobre cuestiones serias, me siento como si fuera un marciano intentando describir mi mundo a alguien que nunca ha salido de la aldea donde nació. Esto ocurre sobre todo con personas mundanas, las que no tienen la fe católica y sólo disponen de la información que les suministran los medios de comunicación de masas. Vamos, los que piensan y viven como manda el Sistema. Sin embargo, también puede pasar hasta con gente de Iglesia. Hay muchos que se llaman católicos, pero tienen una visión de la vida absolutamente pagana. Cuando intentas sacarles de su error, suele ocurrir una cosa peculiar: la persona se protege de la realidad, seguramente porque la realidad es demasiado dura para ellos y prefieren vivir en un mundo de fantasía donde todo marcha bien. Hay varias maneras de protegerse contra la realidad. La primera es cortar la conversación en seco y negarse a debatir asuntos de importancia. Recuerdo una conversación con un familiar hace no mucho que fue más o menos así:
- Todos evitamos hablar de ciertos temas contigo, porque eres tan extremista.
-Me llamas extremista, pero sólo quieres decir que soy católico.
- No, yo conozco a otros católicos, como los que van a las reuniones ecuménicas con nuestro templo protestante, y no son como tú.
- Yo creo lo que los católicos siempre han creído. Si esos católicos que conoces creen otra cosa, será que no son católicos.
- Ves, eres un radical. ¿No entiendes que los tiempos cambian, que hay que adaptar la religión a los tiempos?
- La verdad no cambia, Dios no cambia.
- Déjalo, contigo no se puede hablar. No digas una sola palabra más, que me enfado.

La segunda forma de protegerse de la realidad es ridiculizar a la persona que te anuncia la verdad. Esto me ha pasado innumerables veces, por lo que me he acostumbrado y ya me da bastante igual. No es que todos los que se ríen de mí creen que estoy loco; es muy posible que sospechen que tenga razón. Es simplemente una estrategia de evasión, para huir de una verdad incómoda en el momento en que se plantea. También se rieron de Noé cuando advertía a los malvados de que Dios iba a destruir el mundo por sus pecados. Y ocurrió a Lot cuando advirtió a sus yernos de la inminente destrucción de Sodoma. En ambos casos los que se mofaron del justo perecieron.

Noé  predicó a los malvados antes del diluvio, pero se mofaron de él.
La tercera forma de protegerse de la realidad, y la más peligrosa, es autoconvencerse de que todo está bien. Por más argumentos que des, siempre tendrán una réplica. Hay gente capaz de autoconvencerse de que lo blanco es negro y lo negro es blanco. Digo que esta es la forma más peligrosa de protegerse de la realidad, porque una vez alguien elige esa vía, deja de razonar correctamente y entra en una especie de locura voluntaria. Hace un par de semanas estaba sentado en la misma mesa que un hombre que hablaba del Papa Francisco. Este hombre pertenece a un neo-movimiento, uno de los frutos de la "primavera eclesial" que todos disfrutamos desde hace varias décadas. Alababa a Francisco por "el bien inmenso que está haciendo". No especificó exactamente qué bien hacía Francisco, de la misma manera que los neo-obispos no suelen especificar cuáles son los maravillosos frutos del Concilio, de los que tanto hablan. Me quedé con las ganas de hacerle esa pregunta; era una mesa larga y estaba un poco lejos y hubiera sido indecoroso ponerme a gritar, pero me sirvió para reflexionar sobre qué induciría a un católico a afirmar semejante majadería.

Pienso que este hombre ha optado por protegerse de la realidad, y que ha elegido la tercer forma; se ha autoconvencido de que todo va sobre ruedas en la Iglesia, y que Francisco es justo el Papa que necesitábamos. Algunos neo-católicos hasta han inventado un nuevo dogma para poder justificar todo lo que dice o hace un Papa: según ellos es el Espíritu Santo quien elige el sucesor de San Pedro, por lo que cualquier crítica a Francisco equivale a un acto de rebeldía contra Dios Todopoderoso. Esto, aparte de ser un disparate teológico que ningún teólogo serio ha afirmado jamás, es una blasfemia horripilante. Si el Espíritu Santo ha elegido a todos los Papas de los últimos 2000 años, quiere decir que Dios ha querido que hombres débiles, mentirosos, traicioneros y ruines guíen a Su Iglesia. Una cosa es que lo haya permitido; otra bien distinta es que eso lo haya querido.

La actitud servil de este hombre frente a Francisco el Calamitoso es una buena muestra de como se comportan muchos católicos conservadores hoy en día. La gran mayoría de obispos optan por esta vía. Antes que advertir a sus fieles sobre el peligro que representa Francisco, antes de predicarles la verdad, frente a las herejías que promueve Francisco, prefieren vivir una vida cómoda y mirar para otro lado. Se autoconvencen de que todo va bien, y tras años de entrenamiento en el arte del autoengaño, hasta consiguen dormir tranquilos por la noche. Sus fieles indefensos pierden la fe y son devorados por lobos rapaces, pero ellos no pierden el sueño.

¿Contra quiénes claman los católicos conservadores autoconvencidos? Contra los pocos que osamos levantar la voz de alarma. Perturbamos su dulce sueño con palabras estridentes y mensajes inquietantes. Por mantenernos fieles a Nuestro Señor Jesucristo y Sus palabras, nos llaman "desobedientes", "fanáticos", y cosas peores. Por querer preservar nuestra herencia católica nos tachan de "nostálgicos". Por atrevernos a decir la Verdad, pese a quien pese, nos amenazan y nos mandan callar.

Esto me recuerda el capítulo sobre el Reino de Rohan, en El Señor de los Anillos de Tolkien. Por si hay alguno entre mis lectores que aún no se ha leído esta novela, a continuación explicaré el contexto. El Reino de Rohan está amenazado por hordas invasores de orcos, mientras su anciano rey Theoden se encuentra bajo un hechizo del mago malvado, Saruman. Saruman ha enviado a la corte de Rohan a su criado, Lengua de Serpiente, para manipular al rey Theoden. Con el poder del hechizo, éste sólo da las órdenes que le dicta Lengua de Serpiente.  Los guerreros que siguen fieles al rey, pero no están dispuestos a acatar órdenes perversos, liderados por el valiente Eomer, son desterrados del reino. Siguen luchando contra los orcos como siempre, pero sin el apoyo oficial del rey. Cuando Gandalf, el mago bueno, se encuentra con Eomer, éste le dice: "Theoden no distingue ya amigo de enemigo."

El que quiera hacer comparaciones entre este capítulo de la obra de Tolkien y la situación actual de la Iglesia y sacar las correspondientes lecciones, no lo tiene difícil. A mí se me ocurren al menos tres lecciones. Primero, la infiltración de un solo enemigo bien posicionado hace más daño que ejércitos enteros. Segundo, la obediencia a la autoridad legítima nunca puede ser ciega, porque un mero hombre se puede torcer. Por encima de los hombres está Dios y Su ley. Y tercero, el que ama a los suyos y lucha en su defensa tiene que estar dispuesto a sufrir el rechazo y la traición. La primera vez que leí El Señor de los Anillos me sorprendió que tantos guerreros se quedaran junto al rey hechizado, en lugar de irse a luchar con Eomer. Supongo que por seguir una falsa obediencia creyeron estar haciendo lo correcto. Se ve que el autoconvencimiento es algo que también pasa en la Tierra Media.

lunes, 16 de mayo de 2016

La Iglesia Prescindible

Hasta el Concilio Vaticano II (es decir, hasta hace unos 50 años), la Iglesia Católica se definía como el Arca de Salvación, en alusión al arca de Noé y el diluvio universal. De la misma manera que sólo las ocho personas a bordo del arca sobrevivieron el Castigo Divino en tiempos de Noé, en el Día del Juicio solamente los que se encuentran dentro de la verdadera Iglesia fundada por Jesucristo (la Iglesia Católica, por supuesto), se librarán de la ira de Dios. San Cipriano, haciendo eco de las palabras de San Pedro en su primera carta, habla del Diluvio como el "bautismo del mundo", para lavarlo de su pecado y empezar de nuevo. San Agustín, en La Ciudad de Dios, hace una observación interesantísima: las medidas del arca que Dios da a Noé corresponden a las de un cuerpo humano, cuya longitud suele ser seis veces su anchura. Dice este santo que de esta manera el arca es una figura aún más perfecta del Cuerpo de Cristo, la Iglesia Católica, fuera de la cual nadie se puede salvar.

Desde que la Iglesia se ha "modernizado", abriéndose al mundo, los católicos no suelen hablar así. Es demasiado excluyente y discriminatorio. Ahora se busca acoger a todos, tengan fe o no, en una especie de hermandad universal basada en poco más que el "buen rollo". Tampoco ayuda el hecho de que ya prácticamente nadie cree en el relato del diluvio. Los católicos modernos han aprendido a leer las Escrituras de forma exclusivamente alegórica, dando la espalda a 1900 años de tradición exegética, al Magisterio de todos los Padres de la Iglesia y a lo que los católicos siempre han creído. Si la historia de Noé es puramente alegórica y carece de base histórica, ¿qué sentido tiene comparar el arca a la Iglesia Católica? ¿Será sólo una bonita alegoría la Iglesia?

Creo que lo que repela tanto a los modernistas del relato diluviano no es tanto la oposición de la pseudociencia materialista, que afirma que nunca ocurrió tal evento, sino la idea de la ira divina. Un modernista no soporta pensar en que Dios sea capaz de castigar a la humanidad por su pecado. La falsa misericordia, que tanto promociona el Papa Francisco, exige que Dios lo perdone todo, con o sin arrepentimiento por parte del pecador; que sea, en definitiva, una especie de Dios abuelito que lo consiente todo. El temor de Dios, uno de los siete dones del Espíritu Santo, ha desaparecido de la espiritualidad católica en círculos modernistas. Por esta razón, no se cree en la veracidad del diluvio, como tampoco se cree en la destrucción de Sodoma, ahora que el pecado al que dio nombre esa ciudad maldita es de lo más fashion en el Vaticano.

La destrucción de Sodoma
Nadie lo diría a tenor de como hablan y actúan los Papas y obispos modernos, pero es dogma de fe que fuera de la Iglesia no hay salvación, o como decían los antiguos: Extra ecclesiam nulla salus. El Credo Atanasiano reza:
Para salvarse es necesaria la fe católica.
El IV Concilio de Letrán declaró en 1215:
Hay solo una Iglesia Universal de los fieles, fuera de la cual nadie esta a salvo.
El Papa Pío IX declaró:
Es menester recordar y reprender nuevamente el gravísimo error en que míseramente se hallan algunos católicos, al opinar que hombres que viven en el error y ajenos a la verdadera fe y a la unidad católica pueden llegar a la eterna salvación.
El Papa Pío XI escribió en la encíclica Mortalium Animos de 1928:
Por si sola la Iglesia Católica mantiene la adoración verdadera. Esta es la fuente de verdad, esta es la casa de la fe, esta es el templo de Dios; Si cualquier hombre entra no aquí, o si cualquier hombre se aleja de ella, el será un extraño a la vida de fe y salvación.
Juan Pablo II, el gran promotor del indiferentismo religioso en nuestro tiempo
El indiferentismo religioso, la idea de que todas las religiones valen lo mismo, es una herejía condenada oficialmente varias veces por la Iglesia. Además, es un error que trae consecuencias funestas, porque lejos de promover la paz en el mundo, como piensan los Papas postconciliares, provoca la ira de Dios. Así de claro lo dijo Gregorio XVI en 1832:
Poner la religión de origen divino en el mismo nivel con las religiones inventadas por los hombres es la blasfemia que atrae los castigos de Dios en la sociedad mucho más que los pecados de las personas y las familias.
El problema de los modernistas, al que no hay solución, es que una vez que han "desmitificado" las Escrituras, relativizado los imperativos morales, y reducido la Iglesia Católica a una opción más, la religión católica se hace totalmente prescindible. ¿Para qué van a querer convertirse a la fe católica los paganos de África y Asia, por hablar de los continentes menos evangelizados, si no se percibe ninguna necesidad apremiante? Abandonar la religión de tus padres para recibir el bautismo es siempre un paso difícil. En muchos casos es muy traumático para el neófito, porque suscita un gran rechazo entre sus familiares. Y si hablamos de un musulmán que se pasa al catolicismo, requiere auténtico heroísmo para asumir la sentencia de muerte que cae sobre el converso, tal y como estipula la "Religión de la Paz" (Obama dixit).

Nadie en su sano juicio estaría dispuesto a dar el paso de convertirse al catolicismo sin ver una razón de muchísimo peso. No es suficiente decir que la religión católica es la única verdadera, aunque por supuesto hay que decirlo, porque a muchas personas esto les puede dar bastante igual. Lo que no quiere nadie es causar dolor a sus familiares y meterse en complicaciones innecesarias. Un hindú podría decirle a un misionero: "vale, el catolicismo será verdad, pero déjame tranquilo con mis ídolos, que estoy muy a gusto así." ¿Qué contestarle? Siguiendo la línea pastoral de la jerarquía católica actual, no habría nada que decir; si el hombre está contento en su idolatría, hay que respetar su libertad religiosa, porque según la neo-iglesia todos tienen derecho a profesar la religión que quieran. La actitud conciliadora de la Iglesia modernista rehúsa decir a los infieles lo único que realmente tienen que oír: para salvar su alma deben formar parte de la Iglesia Católica. Este era el mensaje que predicaban los grandes misioneros del pasado, empezando por San Pablo, porque es el mensaje del Mismísimo Jesucristo, quien dijo:
Id por todo el mundo y predicad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará. (Marcos 16: 15-16)
Cuando los misioneros de verdad, como San Francisco Javier, anunciaban el Evangelio a los infieles, les animaban a bautizarse, porque su salvación dependía de ello. Yo me imagino que los paganos de Asia que oían al santo navarro no se quedaban impasibles. Pasaría una de dos cosas: o caerían de rodillas, implorando el bautismo para el perdón de sus pecados, o, entre los que se resistían a la gracia, la predicación suscitaría en ellos un rechazo tan grande que desearían ver muerto al misionero. Ante la verdad en estado puro no hay neutralidad posible. Lo mismo pasaba con Nuestro Señor; algunos se convertían y cambiaban radicalmente de vida, mientras que otros rechazaban sus palabras y tramaban su muerte.

Ahora, se habla de lo bueno que es Dios, de cuánto quiere a todo el mundo, bla, bla, bla, y el efecto principal en la mayoría de los oyentes es el aburrimiento. Nadie puede molestarse por las banalidades que se dicen en la mayoría de sermones modernistas, descartando que se pronuncia alguna herejía. El discurso acaramelado induce al sueño, y pocos son los que mantienen la atención más de diez minutos, ya que una vez que se ha dicho que Dios es muy bueno y que perdona a todos 17 veces, el tedio empieza a ser insoportable. Se regala los oídos de los asistentes, y se procura que nadie se pueda sentir ofendido. Se evita hablar de temas polémicos o desagradables; nada sobre los pecados personales (de "pecados sociales" todo lo que quieras, porque de ellos nadie tiene la responsabilidad), y nada del Juicio o el Infierno. El sabor dulzón que deja produce una falsa seguridad en sí mismo; justo lo contrario de lo que haría falta para remover conciencias.

Como decía, el problema de los modernistas es que este tipo de discurso soporífero pero agradable al oído es totalmente contraproducente para la misión de la Iglesia. Jesucristo no fundó Su Iglesia para dar de comer a los pobres, para enseñar a leer y escribir a los niños, ni para cuidar de los enfermos, aunque todas estas cosas son muy buenas y loables. Mucho menos la fundó para dialogar con religiones falsas. Vendría muy bien que los obispos tuvieran en cuenta esta verdad: la misión primordial de la Iglesia es la salvación de las almas. Las almas no se salvan con caricias y autocomplacencia, sino con llamadas a la conversión. El modelo para todos los misioneros tiene que ser Nuestro Señor, quien predicaba así: "arrepentíos y creed la Buena Nueva".

Para que una predicación sirva para salvar almas tiene que afrontar la realidad del pecado. Hablar todo el rato de lo buenos que somos es una pérdida de tiempo. Es como si un médico se niega a hablar de las enfermedades, porque "hay que tener una actitud positiva". Ahora por lo general no se habla del pecado, o se pasa muy por encima del tema, para no espantar a nadie. Como consecuencia, los que oyen a los modernistas nunca llegan a convencerse de que tienen un problema. Y si no les preocupa su pecado, si no sienten hambre de Dios ¿para qué iban a necesitar a la Iglesia? Los modernistas han logrado hacerse totalmente prescindibles.

Pensemos en una empresa multinacional. Para poder vender sus productos tiene que existir por parte de los consumidores una necesidad, real o imaginaria. Si nadie demanda lo que vende, lógicamente la empresa irá pronto a la quiebra. Me resulta llamativa la forma en que ahora nos creemos tan necesitados de aparatitos como los iPad o moviles de última generación; a través de la publicidad nos han inducido a pensar que nuestra vida estaría vacía sin ellos. Es mentira; se puede vivir perfectamente sin esos trastos, pero hay que admirar la astucia comercial de las multinacionales que crean una necesidad artificialmente, para poder enriquecerse a nuestra costa. Desde el Concilio la Iglesia Católica no ha tenido una estrategia de marketing tan inteligente. En lugar de anunciar al mundo entero la necesidad (en este caso, una necesidad REAL) de convertirse a Jesucristo y recibir los sacramentos que sólo Ella puede impartir, ha decidido convencer al mundo de que cualquier religión es igualmente válida que la católica, porque todas conducen a la paz.

¡Menuda campaña promocional! Es como si una empresa que cría cerdos hiciera una campaña a favor del vegetarianismo. La jerarquía actual pretende que alguien "compre" su producto, a la vez que anuncian que no sirve para nada, porque el de sus competidores es igualmente válido. Además, la religión católica, al ser la única de origen divina, es mucho más exigente que todas las demás. Es decir, la religión católica es más "cara" que las demás. Si no se ofrece ninguna razón por la que merece la pena convertirse al catolicismo, es bastante previsible que la gente se quedará con la religión que más le conviene. Y esto es exactamente lo que ha pasado. Si aún ocurren conversiones a la fe católica, a pesar de las herejías que promueven los obispos modernistas, con Francisco a la cabeza, es una prueba de que Dios todavía no se ha cansado de hacer milagros.

sábado, 14 de mayo de 2016

¡A la cárcel voy!

El próximo martes 17 de mayo de 2016 José Luis Mendoza, presidente de la UCAM (Universidad Católica de Murcia), se tiene que presentar en los juzgados debido a una posible querella por parte del colectivo homosexualista "No Te Prives". El motivo es el discurso del Sr. Mendoza en el acto de apertura del curso 2015/2016, en el cual dijo:
El homosexual igualitario es una abominación ante los ojos de Dios.

Jesús Costa Gómez, el portavoz del colectivo en cuestión afirmó lo siguiente:
Lamentamos que las creencias religiosas que respetamos desde este colectivo, puedan llevar a querer ser una doctrina de obligado cumplimiento por el resto de ciudadanos que solo se deben someter al cumplimiento de las leyes civiles como es el caso. Entendemos que las creencia religiosas no deben justificar actos de clara discriminación y atentado contra los derechos de las personas y si es así estamos dispuestos a exigir que tengan repercusión legal.
Habría que aclararle al Sr. Costa que no son las "creencias religiosas" las que obligan a nadie, sino los Mandamientos de la Ley de Dios, además de la ley natural. Uno puede o no creer en Dios, pero la falta de fe no exime del cumplimiento de la ley moral. Es más, el ateísmo es en sí un pecado gravísimo. No veo absolutamente ninguna discriminación en las palabras del Sr. Mendoza. Simplemente dice lo que está más claro que el agua, lo que todo el mundo puede leer en las Sagradas Escrituras o en cualquier catecismo de la Iglesia Católica.

Si decir lo que dijo el Sr. Mendoza merece una querella, lo que realmente significa es que ahora la religión católica está fuera de la ley. Habrá muchos que se hacen llamar "católicos", que nunca tendrán problemas. Sin embargo, aquellos que se atreven a desafiar al Imperio, que se niegan a ofrecer incienso en sacrificio a los dioses de turno, serán juzgados y condenados.

Se me ha ocurrido que si te ponen una querella en los juzgados por expresar la fe católica, quiero que me pongan una a mí también. Animo al grupo "No Te Prives" a querellarse conmigo por "homofobia" e "incitación al odio", igual que contra el Sr. Mendoza. Incluso podrían usar la misma denuncia, cambiando los nombres, con lo cual les costaría muy poco trabajo. Yo no soy nadie importante, sólo un simple profesor de conservatorio. Pero les recuerdo que el totalitarismo (sea rojo, rosa o de otro color) requiere que cualquier atisbo de rebeldía sea reprimido al instante, venga de donde venga. Si toleran atentados contra el Pensamiento Único, si permiten que la gente desafíe públicamente al Sistema con opiniones ilegales, su ídolo se desmoronará rápidamente.

Para darles un buen motivo para emprender acciones legales contra mí, a continuación cito pasajes de la Biblia que suscribo plenamente como católico creyente.
  • No te acostarás con un hombre como se hace con una mujer: esto es una abominación. (Levítico 18:22)
  • ¿Ignoran que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No se hagan ilusiones: ni los fornicadores, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los usurpadores heredarán el reino de Dios. (1 Corintios 6:9-10)
  • Por eso Dios los entregó a pasiones vergonzosas; sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por otras contrarias a la naturaleza. Del mismo modo, los hombres dejando la relación natural con la mujer, ardieron en deseos los unos por los otros, teniendo relaciones deshonestas entre ellos y recibiendo en sí mismos la retribución merecida por su extravío. (Romanos 1:26-27)


El Catecismo de la Iglesia Católica dice en su artículo 2357 lo siguiente:
Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves, la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados”. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.
Ruego a todos los defensores de la perversión sexual que me denuncien inmediatamente. En la sección de comentarios pueden informarme de la fecha de la citación. Gracias.